Who are you? (Shannon)

Ese día Ireland no había querido ni comer, había sido un día difícil y en ese mismo instante sentía nauseas, toda la bendita tarde había preferido quedarse dentro de su celda a expensas de que entraran y le hicieran algo. Así la pasó, tumbada de lado dando la cara a la pared con las piernas encogidas sosteniendose el estomago, se había saltado la comida pues estaba segura de que si se acercaba a los olores podridos que salían de las cocinas volvería la comida de el día anterior, y el anterior y el día anterior a ese otro.Toda esta poca energía y el motivo que lo provocaba, radicaba en el hecho de que ese día había sido inyectada con... quien sabe que sustancia, pero una que te hacia arder las venas, una que se concentraba en hacerte sentir dolor. 

Ireland comenzaba a coger sueño cuando escucho los pasos en el corredor que llevaba a su celda, se tallo la cara y giro buscando a Alexia,su compañera de celda, ella debería estar aun en el comedor a esta hora. Frunció el ceño levantando la mirada y sentándose de golpe cuando escucho las llaves que en unos cuantos segundos abrirían su celda, se arrinconó contra la pared abrazándose las rodillas al ver a la chica entrar ¿Quien era ella?. 

La pregunta persistió en su mente mientras bajaba la mirada, ya se le hacia raro que no enviaran a nadie a intentar convencerla de que les dijera el nombre del chico que la ayudaba a conseguir comida, con el par de semanas que ya llevaba allí, seguramente había sido comprada por un mafioso o cualquier tontería de esas que los hombres poderosos querían tener; una mujer joven y sumisa a la que pudieran proclamar como suya dentro de aquel infierno y querìan quitar del camino al "obstàculo" sin nombre. Ireland no sabia que decirle, no conocía a esa chica, sin embargo, y por experiencia sabia que no debía dejar a nadie dentro de aquel lugar sin decir nada -¿Quièn eres?- susurrò dejando caer su cabello sobre un lado de su rostro para cubrirlo, normalmente no hablaba con nadie, se mantenía lejos de los problemas y sobre todo de los hombres de aquella alcantarilla en la que vivía.

Observó la comida con cierta repugnancia. No podía creer que la comida aquí cada vez fuera más asquerosa, ahora ni siquiera el sabor era bueno. Nota mental: No intentes engañarte, jamás fue buena la comida en esta pocilga. Enfurecida al sentir como su estómago le pedía alimento, arroja el plato al suelo, enchastrando el mismo. Siente detrás suyo, los pasos de un prefecto - no le costó darse cuenta, pues estos pasos eran fuertes, autoritarios, enceguecidos por una ira constante - combinado con una serie de gritos destinados hacia ella.
¿Deseas comer como un perro? Pues come como tal. Le gritó al momento que la tomó del cabello, forzándola a inclinarse al suelo para comer lo que arrojó. Levantó la mirada, observándolo fijo, sabía que eso les molestaba. Bueno, en realidad tan solo a algunos, a otros les gustaban las internas difíciles de tratar. Cuando estuvo a punto de bajar la mirada a la comida, observó aquellas llaves reluciendo en su pantalón, casi llamándolas. La vida no es vida si no se arriesga la misma... Cogió la comida con las manos & se la arrojó directo a los ojos al prefecto, al momento que se levantaba, robaba sus llaves & se iba corriendo, literalmente, por su vida. Comenzó a ser perseguida por el mismo por varios minutos, de aquí a allá, hasta que el prefecto mostró indicios de cansancio. En momentos así, Shannon agradecía ser una persona con antecedentes atléticos. 
Cuando lo perdió de vista, decidió jugar al prefecto. ¿Acaso era la gran cosa? ¿Unas simples llaves & un estúpido trabajo daba tanto poder? 
- Unas llaves para gobernarlos a todos, unas llaves para encontrarlos, unas llaves para atraerlos a todos & atarlos en las tinieblas... - susurró con una leve sonrisa escondida jugueteando con las llaves entre sus suaves & torpes dedos. 
Eligió una llave al azar. Celda siete. Entre pasos suaves & distraídos, llegó hacia una celda con este nombre, creyendo que todos aún seguían en el comedor. En realidad, ella estaba segura de que todos estarían en el comedor... Pero cuando abrió la celda, se quedó casi estupefacta cuando su mirada se cruzó con el de otra interna. No supo más que hacer que responder, pues la joven parecía un tanto desconfiada, incluso tenía cierta palidez en el rostro. - Perdona... Soy Shannon, ¿tú? - La observó más detalladamente, de una forma que podría cohibir a cualquiera - Oye, ¿te encuentras bien? - inquirió preguntando con cierta mirada si podía quedarse ahí. Por el momento, no deseaba quedarse fuera, solo por si el prefecto no se había rendido en la búsqueda.